Diario

Ante todo, no hagas daño

Escrito por Satoricha | Jun 30, 2025 3:32:43 AM

Fue el título que la periodista Carmel Crimmins dio a un boletín de Reuters Econ World (no confundir Reuters con Ratters: son instituciones completamente distintas).

Lo que me llamó la atención fue cómo Crimmins utilizó esta frase —originalmente asociada a la ética médica— en un contexto de banca y finanzas. Resonó conmigo porque, en conversaciones recientes con distintas personas sobre temas diversos, siempre termino llegando a una misma idea: cuando se está en una posición de referencia, con mayor conocimiento u oportunidades, es fundamental tener presente el principio de “Ante todo, no hagas daño”.

Este tema lo he abordado desde distintos ángulos a lo largo de casi dos años de escribir mi diario. La única constante ha sido el cambio, y el objetivo, la mejora continua. Como dice el dicho: Il meglio è nemico del bene —"lo mejor es enemigo de lo bueno".

 

¿Sabes? Tengo un amigo que lo hace más barato...

En nuestras sociedades actuales, es común querer estar siempre “un paso adelante”. Sin embargo, sin importar a qué industria te dediques, sabes que en la clásica tríada Rápido – Bueno – Barato, es imposible tener las tres: puedes alcanzar dos, pero no las tres al mismo tiempo.

Lo mismo ocurre con nosotros y con todo lo que hacemos, aunque nuestra tríada no se basa en rapidez, calidad o costo, sino en Conciencia – Vínculo – Tiempo.

Puede que esta nueva tríada se entienda, pero no se comprenda del todo. Por eso, déjame demostrártelo de una form a más visual:

Combinamos

Priorizamos

Sacrificamos

Resultado

Conciencia y Tiempo

Entendemos profundamente y actuamos acorde.

Conexión con los demás.

Tenemos conocimiento teórico, pero este no trasciende ni llega a otras personas.

Conciencia y Vínculo

Creamos una comprensión profunda y una conexión genuina con los demás.

Tiempo para desarrollar o hacer sostenible ese conocimiento o práctica.

Somos conscientes y valoramos lo que hacemos. Invitamos a los demás a estar en la misma sintonía, pero no logramos desarrollar del todo la idea.

Vínculo y Tiempo

Creamos relaciones y estamos presentes en el momento.

Profundidad en la comprensión.

Estamos con los demás y los demás nos conocen; sin embargo, conocemos el camino, pero no el destino final.

Solo Conciencia

Reflexión e intención.

Relaciones.

Comprendemos, pero terminamos solos y sin continuidad para crecer.

Solo Vínculo

Conexiones.

Propósito.

Nos unimos siendo uno más, sin ser capaces de aportar al bien común.

Solo Tiempo

Estamos presentes.

Conexión y conocimiento.

Estamos ahí, pero sin saber por qué ni con quién (muy similar a disociar).

Conciencia, Vínculo y Tiempo

Lo que decimos y hacemos tiene sentido. Buscamos un desarrollo acompañado que logre ser sostenible en el tiempo.

El sentirnos seguros: diferentes frentes se mueven en distintas direcciones, pero en una misma sintonía.

Somos capaces de crear una comunidad viva que, de ser posible, cree su propio ecosistema y gobernanza.

 

¿Y todo esto para que me sirve?

¿Alguna vez te preguntaste: “¿Y aprender esto de qué me sirve?”

Seguramente recibiste la típica respuesta: “Lo que suma no resta” o algo por el estilo.

Pero déjame decirte algo: cuestiona el conocimiento.

En investigación hay una frase muy clara: “Si entra mierda, sale mierda.” Si eso sucede con un instrumento de investigación, peor aún con una persona.

Lo que busco con esta tabla —al igual que en el escrito “Aprender a aprender”— es plantear preguntas como:

  • ¿Por qué se espera del que no sabe que no se equivoque?
  • ¿Por qué quien enseña no se enseña, primero, a sí mismo, humildad?

Somos el resultado de un conocimiento generacional. Así como hay aciertos, también hay errores. Nuestros antepasados se equivocaron, nosotros también lo haremos, y nuestros sucesores no serán la excepción. Cada decisión tiene un precio, y debemos estar dispuestos a asumirlo.

La frase “Somos el resultado de un conocimiento generacional” debería pesar sobre quien enseña, ya sea maestro, instructor o referente.

El estudiante forma parte de un sistema educativo, sí, pero tanto el sistema como el docente y el alumno son, a la vez, jueces, partes y verdugos.

Necesitamos, como humanidad, dejar de dar todo por sentado y empezar a valorar la vida con criterio. Hoy, con invenciones como la inteligencia artificial, muchos la usan como si fuera su cerebro, no una herramienta. Y es ahí donde estamos fallando: carecemos de carácter y criterio propio.

Como dijo Godin (2009): “Dirigimos nuestras escuelas como fábricas: colocamos a los niños en filas, los ponemos por lotes (llamados cursos) y nos esforzamos por asegurarnos de que no salgan piezas defectuosas. No dejamos que nadie destaque, se quede atrás, se adelante o cause alboroto.”

Esa lógica nos persigue incluso fuera de los salones de clase. Por eso, tanto docentes como estudiantes deben recordar lo que dijo Confucio: “Aquel que conoce todas las respuestas aún no ha escuchado todas las preguntas.”

El conocimiento no es para alardear, ni para crear brechas entre quien sabe y quien no.

Quien tiene el conocimiento, tiene la responsabilidad de compartirlo.

Quien no lo tiene, tiene la responsabilidad de buscarlo.

Pero ambos deben hacerlo con algo muy claro en mente: Ante todo, no hagas daño.

Porque lo que enseñes —o dejes de enseñar— moldeará la vida de otra persona. Y lo que aprendas, úsalo para el bien tuyo… y de los demás.

Siempre he repetido las palabras de Jorge Ruiz de Santayana cuando dijo:

“Quien olvida su historia está condenado a repetirla.”

Por ende, no olvidemos las palabras de Paulo Freire cuando, hace décadas, advirtió que cuando la educación se vuelve bancaria —cuando el maestro “deposita” conocimiento en estudiantes pasivos—, se deshumaniza el proceso de aprender.

Se ignora la experiencia del otro; se reduce al alumno a un recipiente vacío. En ese modelo, el conocimiento deja de ser un puente para convertirse en una barrera. Y esa barrera, aunque no se vea, puede causar daño.

Porque enseñar sin diálogo es imponer; y aprender sin reflexión, repetir sin comprender.

 

Por eso, si estás en una posición de guía, referencia o influencia, recuerda que tu rol no es formar copias, sino acompañar procesos.

Y si eres quien recibe ese conocimiento, discierne entre las fuentes, toma lo bueno, desecha lo malo, y procura mejorarlo y hacerlo llegar a otros.

El conocimiento no se impone, se comparte.

No se presume, se cultiva.

Y su propósito, en cualquier contexto, debería partir de una premisa ética simple, pero poderosa:

Ante todo, no hagas daño.

 

 

Satoricha ~

 

Referencias

Godin, S. (2009). Purple Cow, New Edition: Transform Your Business by Being Remarkable--Includes New Bonus Chapter. Portfolio.