Se dice que "el que no sabe es como el que no ve". Pero ¿acaso quien ve es entonces responsable? Ser desconocedores o ignorantes de un tema o situación nos limita para opinar o actuar. Sin embargo, si contamos al menos con un conocimiento básico, ¿eso nos da la facultad de opinar y tomar acción?
Estas no son preguntas sencillas, y las respuestas tampoco lo son. Sin embargo, esta es la realidad que enfrentamos en nuestro día a día, desde que nos levantamos hasta que termina la jornada y nos vamos a dormir. Son tantas las decisiones que tomamos a diario que, considerar cada una individualmente, puede resultar abrumador.
Seamos realistas: no todos estamos destinados a ser héroes o salvadores de los demás. Pero sí podemos ser catalizadores de un cambio positivo. No se trata de llevar un registro meticuloso de cada decisión en una hoja de Excel, sino de contribuir con pequeños gestos conscientes que, sumados, pueden marcar una diferencia.
Lo curioso de los temas que se abordan en secciones como “La Ruta del Sabor” es que aquí todos somos jueces y, al mismo tiempo, parte de los buenos resultados, pero también de los malos. ¿Por qué? Todo debido a que todos pertenecemos a la cadena; la premisa es simple y es la misma del artículo anterior: “En una cadena de distribución, cada agente opera con cierta independencia. Sin embargo, al final, siempre se necesita un comprador y un vendedor.”
Ahora bien, hablar sobre la cadena de distribución o de valor es como hablar de sostenibilidad. Todos hemos escuchado hablar sobre ella, pero en la mayoría de los casos, comprendemos poco o nada de la misma, llegando inclusive a pensar “¿para qué conocer si no me afecta?”
Para que podamos comprender mejor la sección de “La Ruta del Sabor”, conozcamos un poco sobre todo esto y realmente comprendamos la importancia que tiene y cómo sí nos afecta.
Primero debemos abordar lo básico o lo más común, el punto de partida, en otras palabras, el “vendedor y comprador” de nuestra premisa, el cual se conforma por una cadena de distribución.
El concepto de cadena de distribución está presente en todos los sectores, sin importar su rubro, ya que este se refiere a la gestión que se le dan a los productos. Una forma simple de definir una cadena de distribución es la siguiente: todos los procesos necesarios para la elaboración de un producto hasta su consumo final, en algunos casos abarca hasta la retroalimentación del consumidor.
Dentro del mercado, podemos encontrar tres diferentes tipos de cadenas de distribución:
(Pérez & OBS Business School, n.d.)
¿Se entiende claro como el agua, no es cierto? Probablemente no. Por eso, vamos a simplificarlo haciendo uso del ejemplo de Marina Barcenilla: la preparación de una paella ficticia.
Los ingredientes de esta paella ficticia serán:
Veremos cómo funcionan las tres cadenas de distribución usando esta receta.
Cadena Directa:
Imaginemos que decides preparar la paella desde el origen. Vas directamente al productor para adquirir todo lo necesario:
En esta cadena, no hay intermediarios. Cada ingrediente pasa directamente del productor a ti. Esto puede ser ideal para garantizar frescura y precio justo, pero requiere más esfuerzo de tu parte.
Cadena Corta:
Ahora, pensemos en una alternativa más común y práctica. Acudes a una tienda local:
Aquí, ya existe un intermediario (la tienda o la pescadería) que simplifica tu acceso a los ingredientes. Aunque el precio podría ser un poco más alto que en la cadena directa, ahorras tiempo y esfuerzo.
Cadena Larga:
Por último, está la opción más habitual para muchas personas: el supermercado.
En esta cadena, múltiples intermediarios se involucran. Aunque los costos son mayores y la frescura puede no ser la misma que en las cadenas anteriores, es la opción más conveniente, pues encuentras todo en un solo lugar; es decir, es más dinero por menos esfuerzo.
Inicialmente, nada de malo. Sin embargo, podríamos decir que la Compañía Británica de las Indias Orientales solo hacía negocios. Es este pequeño detalle “solo hacía negocios” que puede hacer que un argumento sea bueno o malo.
Salgamos del ejemplo del campo y veamos uno digital, de alguien que dice “¿para qué conocer si no me afecta?”
Conozcamos a Tim, un diseñador gráfico que, en vez de vender un logotipo único directamente a una empresa o cliente, optó por subir su diseño a una plataforma en línea donde cualquier empresa o persona puede comprarlo.
La plataforma toma el diseño de Tim y lo vende a múltiples clientes por un precio más alto. Gran parte del dinero que estos clientes pagan va para la plataforma, el intermediario. Como resultado, Tim, como diseñador original, recibe solo una pequeña fracción del precio final debido a que la plataforma se queda con la mayor parte de la ganancia, ya que esta hizo “gran parte del trabajo”. Así, aunque Tim llega a más clientes a través de la plataforma, los intermediarios reducen significativamente sus ingresos y no reconocen completamente el valor de su trabajo creativo.
Pero lo más curioso de todo esto es que la plataforma cuenta con cientos de diseñadores como Tim, por lo que, si Tim se enferma y no puede realizar un logo en tiempo y forma, se verá reemplazado por otro que sí lo haga o probablemente cobre más barato pero con una calidad gráfica inferior.
No es que hacer negocios sea malo, en absoluto. Sin embargo, debemos abogar por que los negocios y los empleos sean dignos y justos. Al final del día, todo es una negociación, pero está en nosotros decidir si hacemos que esta sea buena o mala. Además, no dejemos de lado el hecho de que una negociación a la fuerza o impuesta no es una negociación.
¿Estamos negociando o siendo forzados?
Satoricha ~
Referencias
Pérez, A., & OBS Business School. (n.d.). Cadena de distribución, conocerla y entenderla para poder mejorar la empresa. OBS Business School. Retrieved 12 9, 2024, from https://www.obsbusiness.school/blog/cadena-de-distribucion-conocerla-y-entenderla-para-poder-mejorar-la-empresa