Compañías, Reinos & Guerras - Pt. 4

Sagas y Relatos - UN BOTÁNICO, CAZADOR DE PLANTAS, JARDINERO, ESPÍA Y UN LADRÓN

En el escrito anterior, se trató un poco sobre los hermanos Bruce, específicamente de Robert Bruce y cómo este “descubrió” el té en Assam. Sin embargo, esta historia es un claro ejemplo de "saludar con sombrero ajeno", ya que está llena de sucesos desconocidos para muchos. Esto demuestra que en el mundo del té no hay tal cosa como “saberlo todo”; la cantidad de información es abrumadora y nuestro tiempo de vida es demasiado corto para conocer cada aspecto relacionado con el té.

Algo interesante es que existen dos “Roberts” contemporáneos que tuvieron gran influencia en el té, pero es probable que quien conoce a uno desconozca al otro. Es por ello por lo que la saga de "Compañías, Reinos & Guerras" da a conocer a ambos antes de su gran final.

Ya conocemos al primer “Robert”, un mercenario al cual se le atribuye el descubrimiento del té en Assam. El segundo “Robert” es Robert Fortune, quien se desarrolló en un campo muy diferente al de Robert Bruce, aunque ambos compartían una fascinación por la planta del té y trabajaban para la Compañía Británica de las Indias Orientales.

Para introducir a Robert Fortune, es esencial entender el contexto sociopolítico de la era con relación al té, abarcado de manera resumida en los primeros tres escritos de "Compañías, Reinos & Guerras". Sin embargo, hay un suceso que se ha omitido hasta ahora, que será revelado en el final de la saga. Este evento, vivido por Robert Fortune, pudo haberle costado la vida de haber fallado en su misión.

Se dice que una vez que se ha saboreado el cielo, es imposible encontrarle gusto a las cosas terrenales. Este aspecto fue la gota que derramó el vaso. Mientras los británicos estaban fascinados con el té, enfrentaban el problema de que todo el té provenía de China, lo que impedía estandarizar la calidad. Este problema impulsó a los británicos a establecer su gran fábrica de té en las Indias Orientales (India).

Claro, una cosa es tener la motivación y los recursos para hacer lo que uno desee, pero una realidad muy distinta es saber hacerlo bien. Los británicos, al enfrentarse a problemas con la calidad de sus proveedores, necesitaban asegurarse de que, si iban a proveerse a sí mismos, debían lograr la mejor calidad posible. Como ya sabemos, la corona británica no aceptaba un “no”, “no se puede” o “no sabemos” como respuesta. La solución a su problema fue el protagonista de este escrito: Robert Fortune.

UN BOTÁNICO, CAZADOR DE PLANTAS, JARDINERO, ESPÍA Y UN LADRÓN 

La Universidad Autónoma de Madrid (s.d.) define a la botánica como el campo de la Biología que estudia los vegetales. Esta disciplina logra combinar los conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo junto a los actuales, permitiéndole ser una ciencia de plena vigencia, socialmente necesaria y con múltiples campos de actuación y desarrollo.

El final “socialmente necesaria y con múltiples campos de actuación y desarrollo” es totalmente verídico. Keightley (s.d.) destaca que Robert Fortune fue un botánico y viajero irlandés, que fue contratado por el Jardín Botánico de Edimburgo y luego en el jardín de la Royal Horticultural Society en Chiswick. Cuando la primera guerra del Opio culminó, fue enviado con la misión de recolectar plantas y obtener el conocimiento sobre la producción del té. Keightley (s.d.) menciona que el viaje de Robert Fortune incluyó los países de China, la Isla de Formosa (Taiwán), y Japón. Robert Fortune es el responsable de haber introducido diversos especímenes de flores, arbustos y árboles a Europa.

A pesar de que en la actualidad se puedan apreciar los logros de Robert Fortune en Europa, Rose (2010) afirma que las acciones de Robert Fortune se pueden considerar el acto más grande de espionaje corporativo de la historia. Fortune logró todo esto escalando poco a poco en el ranking de botánicos profesionales de la época, gracias a su práctica de aprender haciendo, a diferencia de muchos de la época que se basaban mayormente en la literatura existente.

Rose (2010) manifiesta que Robert Fortune fue elegido para la misión porque esta no solo requería a un botánico, sino a un cazador de plantas, un jardinero, un espía y un ladrón, todo esto para lograr obtener los secretos y plantas de té del gigante asiático.

Rose (2010) expresa que para poder comprender lo que pasaba dentro de la cabeza de Robert Fortune debemos ser capaces de ponernos en sus zapatos y entender que él se consideraba a sí mismo como un jardinero y experto de la cultura china. Comenzando su travesía cuando tenía treinta años, se embarcó en un viaje de dos años hacia China. En sus crónicas se menciona que fue atacado por bandidos, piratas, sufrió distintas enfermedades y tormentas, pero nada de eso le impidió lograr disfrazarse como un comerciante adinerado de China.

Al culminar su viaje, Robert Fortune fue abordado por un representante de la Compañía de las Indias Orientales con la orden disfrazada de petición de regresar a China, pero esta vez “contrabandeando té”.

Rose (2010) menciona que la Compañía de las Indias Orientales le pidió a Robert Fortune obtener el mejor lote de té de los mejores jardines de té, pero que además necesitaban que tanto las semillas como la mano de obra china se enviaran a India. Esto para lograr tener el control total con la mejor calidad posible en su cartera de productos, claro, a costas de robarle los secretos de producción a su competencia.

Rose (2010) destaca que, a pesar de poder contrabandear todos los insumos necesarios para la producción del té, el secreto para obtener un té de calidad formidable estaba dentro de la fábrica colgado en la pared. Era una selección del libro clásico de Cha Ching del maestro Lu Yu, el cual establecía lo siguiente:

El té de mas alta calidad debe tener:

Los pliegues como las botas de cuero de los jinetes tártaros,

Rizado como la papada de un buey poderoso,

Se despliega como una niebla que surge de un barranco,

Brilla como un lago tocado por un céfiro,

Y estar mojado y suave como

Tierra recién barrida por la lluvia.

Aunque el té pueda parecer una simple bebida que combina hojas y agua caliente, su producción y preparación van mucho más allá. Debemos tener un interés genuino para poder apreciar en todo su esplendor la belleza detrás del té.

La historia de Robert Fortune es solo un breve resumen de su travesía. De ella podemos aprender que, por mucho que intenten replicar y tengan todos los insumos para copiar lo que hacemos, lo que nunca podrán copiar es nuestra esencia, siempre y cuando esta sea genuina. Aunque India y China producen grandes cantidades de té, más allá de las cantidades, cada país que cultiva té, ya sea en grandes o pequeñas cantidades, destaca por algo único.

No debemos cerrarnos en la idea de que el té es solo uno. Tengamos una mente abierta y busquemos experimentar y disfrutar todas las opciones que existen, tomando lo bueno y desechando lo malo de cada una.

Busquemos siempre aprender contenido de valor nuevo…

 

¡Hasta la próxima!

Satoricha ~

 

Referencias

Keightley, D. N. (n.d.). China | Events, People, Dates, Flag, Map, & Facts. Britannica. Retrieved July 14, 2024, from https://www.britannica.com/place/China

Rose, S. (2010, March 9). The Great British Tea Heist | Smithsonian. Smithsonian Magazine. Retrieved July 14, 2024, from https://www.smithsonianmag.com/history/the-great-british-tea-heist-9866709/

Rose, S. (2010, March 28). The Tea Thieves: How A Drink Shaped An Empire. NPR. Retrieved July 14, 2024, from https://www.npr.org/2010/03/28/125237353/the-tea-thieves-how-a-drink-shaped-an-empire

Universidad Autónoma de Madrid. (n.d.). UAM - Facultad de Ciencias - Botánica Hoy. Universidad Autónoma de Madrid. Retrieved July 14, 2024, from https://www.uam.es/Ciencias/Bot%C3%A1nica-hoy/1446766816513.htm?language=es

 

Satoricha

Satoricha, el enigmático gato con sombrero, es un personaje que pocos han llegado a conocer, pero muchos se preguntan quién es realmente… incluso si existe de verdad. Algunos dicen que lo han visto entre hojas de té al caer la tarde, mientras otros creen que es solo una leyenda que acompaña historias antiguas sobre hospitalidad y momentos compartidos. Sin embargo, su presencia es inconfundible: elegante, curioso, y siempre un paso adelante. Nadie sabe exactamente de dónde vino o qué busca, pero aquellos que se cruzan con él no pueden evitar sentir que hay más detrás de esa mirada felina y su sombrero lleno de secretos.

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